Crónica de desaires
Por: Cecilia Palacios
Este viernes 14 de marzo, luego de nueve años de que se anunció que Fresnillo tendría un hospital, por fín se inauguró por el gobierno federal; sin embargo, la información principal no fue el evento, sino los reclamos que le llovieron al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, desde antes de su llegada, por familiares, de quienes buscaban ser escuchados, pero al final terminaron con la sensación de ser ignorados.
En el caso del evento, desde pasadas las 10 de la mañana, el personal del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), estaban a la espera del mandatario al evento, que se prolongó demasiado, pues fue hasta pasadas la 1 de la tarde que arribó.
Mientras que a las afueras del nosocomio, cerca de las 11 de la mañana, uno a uno de los manifestantes llegaban, algunas con una cartulina, otros con una fotografía de ese familiar que esperan volver a ver, fáciles de reconocer, por una sensación tristeza en su mirada, muy lejos de la imagen de los servidores de la nación, que también hicieron acto de presencia.
Con narraciones que parecieran de series de policiacas, cada uno de los manifestantes nos trajo a la realidad de Fresnillo, donde las estadísticas de personas privadas de la libertad han incrementado de forma considerable, según las células de búsqueda que la propia autoridad comparte.
Una de esas historias es la de familia de Manuel Enríquez Solís Zapata, un menor que hace un año, el 23 de enero para ser exacto fue sacado por hombres armados de su casa, sí en plena madruga y en ese entonces con 14 años de edad, fue arrebatado de su casa.
Ahora ya cumplió los 15 años, pero lejos de su familia y sin saber nada de él como si se lo hubiera gravado la tierra, por ello se ha vuelto una foto más, una foto con la que esperan pronto dar con su paradero.
Al estar a las afueras del hospital de la Mujer y con solo voltear a otro lado, existe otra historia más, la de Lucia de la Fuente, una mujer esposa de un policía activo , quien el 9 de febrero de 2022, ya no se supo más de ella, ese mismo día su esposo fue asesinado, por los hombres que se la llevaron, desde esa fecha sus hijos de tres y cinco años se quedaron sin padres.
A ellos se suman las exigencias de los familiares de Antonio Bernal Orozco, quien desapareció el 24 de febrero de este 2023 y de Raúl Plascencia del que no se tienen datos de su paradero desde el 1 de marzo de este año para que pronto aparezcan con bien.
Y es que el mismo personal del seguro social se quedó con la mirada desencajada al ver que luego de golpes y empujones entre los manifestantes y los de logística del gobierno federal, los familiares de quienes buscan a uno o más desaparecidos, lograron entrar a la carpa colocada en una zona del Hospital de la Mujer.
Entraron y aunque pudieron ver al presidente de la República durante el evento, sólo pudieron demostrar a través de gritos su desesperación de no tener respuestas, de que a pesar de las exigencias, el presidente sólo se limitó a decir que se continuará con la pacificación del estado, que entendía a los familiares de desaparecidos y que continuarían con la búsqueda de éstos.
Pero no hubo esa cercanía para los ciudadanos, sentirse escuchados o atendidos, pese a las fuertes frases como la de «queremos armas para defendernos», o cuando le refutar con que no se avanzaba en la pacificación del estado.
Al ver la poca respuesta del presidente, los manifestantes desde adolescentes hasta personas adultas corrieron en el intento de alcanzar al presidente, pero fue en vano, pues éste se fue rápidamente del lugar.
Mientras que a las afueras del hospital, las escenas de algunos de los manifestantes se quedaron entre el llanto y abrazados de sus fotos, una de éstas imágenes surgió de una jovencita, quien dijo busca a sus tíos, que desaparecieron uno hace cinco meses y otro hace 17 días.
Sin poder consolar el llanto y la desesperanza de quien sigue en la espera de un milagro, así terminó el día para los familiares de desaparecidos y con un presidente, que sólo continúa con su gira en otro estado más.