Santa Rosa apunto de ser pueblo fantasma por la delincuencia


ÁNGEL MARTÍNEZ

FRESNILLO.- El desplazamiento de personas que habitan algunas comunidades asediadas por la delincuencia organizada no nada más ocurre en Jerez de García Salinas, como es el caso de Ermita de los Correa pues en el caso de Fresnillo también este fenómeno se presenta en al menos cuatro comunidades.

Fue el presidente municipal de El Mineral, Saúl Monreal Ávila, quien reconoció que al menos 50 por ciento de los habitantes en cuatro comunidades han emigrado a otros lugares.

De las comunidades que se están quedan  solas son, Noria de Santa Rosa, El Colorado de Santa Rosa, Refugio de Santa Rosa y Santa Rosa, estas comunidades colindan con el municipio de Valparaíso, municipio donde la violencia se ha recrudecido por la pugna entre carteles de la droga.

La realidad que viven los habitantes en esa zona es conocida por los integrantes del Grupo de Coordinación Local (GCL), ya que Monreal Ávila ha notificado de la situación en las reuniones que lleva a cabo con ellos.

Al hacer un recorrido por la comunidad Santa Rosa, poblado ubicado a unos 37 kilómetros de la cabecera municipal se observa desolación y miedo entre los pocos habitantes que quedan.

En la búsqueda de alguna autoridad en el poblado pocos fueron los resultados positivos ya que los que se ostentaban como comisario del lugar   dejaron el puesto  por temor.

Tocar la puertas de algunos hogares, implicaban que algunas mujeres salieran para decir que no había autoridad en el poblado, pocas veces se ven hombres en la calle debido al temor que los recluten el crimen organizado.

En Santa Rosa se vive con varios factores en contra que los hacen presa fáciles de la inseguridad, pues debido a la ubicación serrana es imposible realizar una llamada telefónica por la falta de señal, ya de internet ni hablamos.

Las calles están desérticas, no hay niños jugando, los ladridos de algunos perros chocan con el eco que predomina en el lugar.

Uno que otro hombre de la tercera edad se aprecia sentado en la banqueta afuera de su casa, la impotencia y el miedo los ha consumido.

En casi dos horas que estuvimos en Santa Rosa, no vimos presencia de ninguna autoridad rondando la zona, solo un camión de una empresa maquiladora que lleva  y recoge a los trabajadores que debido a la necesidad tienen que trabajar en la cabecera municipal.

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